viernes, 28 de febrero de 2014

ÉTICA, PUNTO DE ENCUENTRO






Entre dos personas de diferentes culturas que se ven “obligadas” a convivir habrá una serie de posibles “conflictos” muy diversos. Podrán chocar en cuanto a temas gastronómicos, culturales, religiosos, etc.
Es evidente que no en todos los países consideran algunas cosas como derechos, como dignidad y valores. Hay una gran diversidad en cuanto a estos conceptos en todos los países del mundo. Por ello, cuando dos personas de diferentes culturas conviven, emergen una serie de diferencias que pueden derivar en la falta de respeto, de valoración y consideración de una persona hacia la otra.
El respeto supondría que ambas partes aceptasen sus culturas, que conviviesen sin ninguna dificultad. Como todas las personas, podrán estar de acuerdo en mayor o menor medida, pero esas diferencias son globales, todos tenemos diferencias con los demás. Aun así, nadie debe tener la obligación de pensar como lo hace otro. Pero sí que se debe tratar con respeto la opinión de otra persona, sin importar el lugar de donde venga ni las creencias que posea.
El respeto hacia otra persona conlleva estrechar una relación con ella. La confianza es necesaria para la vida en sociedad, pues necesitamos de alguien en quien poder apoyarnos cuando lo necesitamos. Esta confianza posibilita el poder compartir con cualquier persona nuestras opiniones, creencias, preferencias o inquietudes.
Todos podemos tener diversos credenciales, pero debemos tenerlos estando en concordia con el resto de las personas. Para poder lograr esto será necesario una base sólida en cuanto a respeto, empatía y tolerancia se refiere, pues sin estas cualidades es imposible desarrollar una unidad sobre cómo debemos comportarnos con los demás. La diversidad cultural no hace más que enriquecer a la población tanto a nivel de conocimientos como moralmente.
Entre todos debemos establecer un consenso sobre aquello en lo que se debe basar el respeto, la tolerancia y todo aquello en cuanto a lo que debería ser una buena convivencia con el resto de personas. Cada uno puede tener una opinión, y una sociedad abundante en valores deberá tener una base sobre la que sostener aquellos conceptos que hay que llevar a cabo para poder aplicarlos a la vida en el conjunto de la sociedad.
Es obvio que van a surgir dificultades no sólo a la hora de lograr un consenso sobre la base que debe tener una sociedad fundada en el respeto, sino que en la puesta en práctica también surgirán conflictos, pues por el simple hecho de tener diferentes opiniones chocamos al no querer dar la razón al otro, pensando que siempre nuestra opinión y nuestras acciones son lo correcto y verdadero.
Aun con todo, el éxito que se podría llegar a alcanzar sería muy superior al fracaso que puede ocasionar, ya que el poder llegar a esta meta supondría que cada persona tendría su propia opinión, la cual debería ser respetada, valorada y escuchada por todos, sin menospreciar a nadie por tener la idea de que su opinión no vale por ser diferente a las opiniones del resto.

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